domingo, 14 de septiembre de 2014

Estación de Peaje Quincemil, Perú

14-9-14

Amaneció lloviendo, como no podía ser mejor, siendo Domingo.
Nos levantamos y cuando salimos de la rodante, nos vemos rodeados de una inmensa selva.. palmeras altísimas, árboles con perfumadas flores, y una serie de sonidos inconfundibles: loros, guacamayos, y otras aves cuyos sonidos son desconocidos para nosotros, pero que obviamente son selváticos.

Nos sorprende que todo el estacionamiento está rodeado por una cerca como la de Jurasic Park, pero no tan alta, y nos llama la atención.



Dedicamos la mañana a limpiar la casa rodante y la Morocha; se lo merecen luego de tantos días de abandono. 

Fer, preparándose para Brasil.... N. de la T.: Siempre soñó con la sunga... jajaja!


Además, como el clima cambió drásticamente, debíamos hacer también cambio de guardarropas.
De modo que, luego de ponernos en MODO VERANO, salimos a sacar fotos del bello entorno.

Al rato, pasa Alejandro y nos ofrece un listado que imprimió con las excursiones que podemos hacer en Puerto Maldonado, comidas y bailes típicos, etc...    Qué increíblemente atento!  Lo leemos y ahí comprendemos el por qué de la cerca del estacionamiento:  estamos en tierra de jaguares, y demás mamíferos selváticos.
Si bien amo los animales, espero no encontrarme con ninguno de cerca..


Instalaciones del pesaje de camiones, en el peaje de Quince Mil.

El merecido premio, luego de tan arduo esfuerzo.

También sacamos todos los trapitos al sol.


Nos sentimos tan a gusto, que decidimos quedarnos a pasar la noche.



Saliendo de Cusco por la Carretera Interoceánica Perú-Brasil

13-9-14

Despedimos al cálido personal del hotel donde estuvimos estos días en Cusco, regalé una carpetita tejida al crochet a la señora de la cocina, que me había cuidado como una mamá el día que estuve en cama con gripe, y nos dirigimos a buscar a la casita rodante de su encierro de varios días.

Regalé más carpetitas tejidas a la señora del garaje, y a sus hijitos que, como era sábado, estaban lavando a mano toda su ropita de la escuela..
Nos despedimos y nos fuimos.

Partimos para tomar la ruta interoceánica que va hacia Puerto Maldonado (depto de Madre de Dios, Perú), con el objetivo de cruzar a Brasil por Assis.
Esta ruta une el Pacífico con el Atlántico, y desde hace un par de años que está totalmente asfaltada.  Antes de eso, desde Cusco hasta Puerto Maldonado (casi frontera con Brasil), se tardaba unas 3 semanas.  Hoy el trayecto tarda 7 horas aprox.

Nos pasa un ciclista viajero, a quien tocamos bocina y nos responde con un saludo.   Más adelante, paramos en un grifo (estación de servicio) para revisar el aire de las gomas.  Mientras Fer está ocupándose de lo suyo, y yo tratando de encontrar al insolente mamífero okupa, nos saluda alguien...
Es el ciclista al que habíamos saludado minutos antes.   Al vernos parados, se vino a saludarnos personalmente!
Luego de las preguntas y respuestas de rigor, nos enteramos que es ecuatoriano, y está recorriendo latinoamérica con la idea de llegar hasta Ushuaia..  Le damos algunas indicaciones de Bolivia, Chile y Argentina, nuestro teléfono en Córdoba por si tiene algun problema, y Fer - al ver que tiene las ruedas muy gastadas, le regala una nueva de repuesto que había traído con su bici por si las moscas.

Sebastián Pachacama, de Ecuador..   Buen viaje!

Nos saludamos, nos deseamos recíprocamente buen viaje, y partimos.

Tomamos la ruta hacia Puerto Maldonado.


La ruta está en perfectas condiciones, y las vistas son bellísimas.  Partimos desde los 3400 msnm aprox.


Hasta llegar a más de 4700 msnm.  Aquí el Nevado de Ausangate (de la Cordillera Vilcanota, según me informa el mapa), con glaciares y todo!  Afuera, un frío increíble.

A la vuelta de una curva,nos encontramos con un camión accidentado.  El conductor se había quedado dormido y estaba ahí desde la noche anterior.  Ofrecimos ayuda, y nuestro Hi-Lift (criquet especial para 4x4) se lució.

Por suerte, el chofer no sufrió ningún daño, ni tampoco embistió a ningún vehículo.  Pero el camión tenía serios daños en la suspensión, por lo que debía ser remolcado, luego de ser sacado de la profunda cuneta de unos 70 cms de profundidad...    Recordemos que no hay banquinas en ninguna ruta.

Seguimos camino.  Hay ruinas por doquier.

En algunos lugares hay carteles donde se indica que estos andenes son incaicos.



Se nos está por hacer de noche, pero no encontramos ningún lugar donde parar..  Fer decide seguir, aunque ya está lloviendo, ya que la ruta está muy buena. 
 
Seguimos, esperando encontrar algún lugar adecuado para pasar la noche.
Los pueblitos que pasamos son de 3 ó 4 casas, pegadas a la ruta, sin ninguna calle para entrar y estacionar..  Y la intuición nos indicaba que debiamos seguir, que no era el lugar indicado.. 

Para los viajeros es muy importante dejarse guiar por la intuición...  eso nunca falla.
Llegamos a un parador de camiones perdido en medio de la selva, en donde se vé que están haciendo trabajos en la montaña. No podemos estacionar porque el capataz no estaba, y no quisimos comprometer al personal.  Pero nos indican que en una hora más estaremos llegando a un peaje donde sí podríamos pasar la noche.

Pasa la hora y llegamos al peaje. Nos dicen que tenemos que volvernos unos metros para entrar a la zona de pesaje de camiones, donde hay un estacionamiento donde podremos parar.  Así lo hicimos, y al llegar, desde las cabinas del pesaje, nos saludan.
Damos la vuelta y estacionamos. Bajamos de la chata, y al segundo nos viene al encuentro Lisciana Enoki, una empleada del pesaje, que nos saluda muy cordialmente y nos ofrece el uso de las instalaciones, al tiempo que se muestra muy interesada por nuestro derrotero.  Nos quedamos charlando un rato, y luego llama a un compañero de trabajo - Alejandro Pinares, para que nos saque una foto juntos.   Luego también viene otro compañero que se enamoró de la Morocha:  José Sánchez Segovia.
Tanto Lisciana como Alejandro y José nos trataron de maravillas.  Nos sentimos muy contenidos y halagados, y hasta nos ofrecieron el uso de internet, cosa que agradecí muchísimo ya que queríamos avisarle a los chicos el cambio de ruta de viaje.

Con Lisciana.
Con José.




Hay equipo.  También con Alejandro.


Dormimos excelentemente bien, en medio de un escenario que todavía no imaginábamos.



There's a rat in the "Morocha".. what am I gonna do???

13-9-14

Parafraseando a mis amigos del grupo UB40 , informo que tenemos un polizón en la Morocha.
Y deberemos expulsarlo urgente antes de que en la frontera brasilera nos acusen de importación de fauna autóctona...
Si, la verdad es esa: tenemos una rata en la Morocha!
Resulta que con el apuro de dejar la casa rodante en un garaje, y dejar la Morocha en el taller, se nos olvidó en la chata una bolsa con dos chutas (son como panes aplanados, tipo pizzas) que habíamos comprado en un pueblito antes de llegar a Cusco.
Cuando nos entregan la Morocha, entramos para ordenar un poco todo el lío que nos  había quedado al sacar lo que ibamos a necesitar durante esos días en el hotel...  y veo unas cositas negras sospechosas...  Pensé que tal vez era algo que habia traido por haber apoyado algo en el piso...  En fin, no le dí mucha importancia pero me quedó en un rinconcito del cerebro.

Profundizando el ordenamiento, me encuentro con la bolsa de chutas, y veo que tiene un agujero.. abro la bolsa, y veo la chuta toda mordisqueada...
Voilá!   "Tenemos compañía", le dije a Fer..  y comenzamos a sacar todo..
Encontramos más vestigios del bichito... asique como primera medida, tiramos las chutas, y luego limpiamos todo.  Obviamente no encontramos al polizón, por ahora, pero ya no dejaremos más comida a bordo cuando nos vayamos a dormir a la cr..
Veremos si tenemos que poner venenito..

Alguna sugerencia de nuestros seguidores?  A alguien se le ocurre alguna brillante idea que no sea prender fuego a la Morocha?
Somos todo oídos!

Por fin el Machu Picchu

12-9-14

Bueno, por fin el Machu Picchu.  Con esto de la Morocha internada y sin fecha de alta, no podíamos hacer muchos planes, pero por fin llegó el día.

Nos pasaron a buscar por el hotel a las 3.30 am, para llevarnos en bus a Ollantaytambo, lugar donde tomaríamos el tren a Aguas Calientes. 




Una vez en Aguas Calientes, tomamos un bus que nos llevó a la entrada misma de la ciudadela de Machu Picchu, recorriendo a mil un caminito de ripio que en muy pocos tramitos era para 2 vehículos, por lo que en la mayor parte del trayecto el conductor tenía que parar para dejar pasar al que venía.. Un trayecto meteórico, por la velocidad excesiva a la que iban los buses.

Y ya comenzamos a ver las primeras ruinas..

Una maravilla. Impresionante el lugar donde vivían estas personas, el conocimiento que tenían y la obra que realizaron.


 










Obviamente, sacamos muchas más fotos, pero no quiero abusar del wi-fi de nuestros antifriones en el pesaje de Quince Mil...

Llegamos al hotel a las 23 hs, super cansados, y a dormir!

jueves, 11 de septiembre de 2014

Más de la ciudad de Cusco.. y sus mecánicos

10-9-14

Seguimos en Cusco.. anclados por la Morocha..  Bah, en realidad por los "mecánicos".   Este es el "taller".


El piso del taller está impermeabilizado de tanto aceite y grasa que fue recibiendo con el tiempo.  Es casi como un porcellanato.

La mesa de trabajo.. con excelente ventilación y luz.   Hmmmm... creo que la mesa de trabajo de la casa rodante era más apta.


El ayudante del mecánico..  También su overall estaba impermeabilizado.  Contra las lluvias tropicales, seguro.   Atrás, Fer, tratando de supervisar lo insupervisable.

Una niñita viendo cómo le arreglaban el camión al papi.


En fin, para evadirnos un poco de la real realidad, como diría Gasalla, nos fuimos al centro de la ciudad de Cusco.
Nos encontramos con un inca rezagado, todo enchapado en oro!!  Casi me lo llevo.

Resulta que, haciendo unas excavaciones para diversas instalaciones citadinas, encontraron unas ruinas incas. Preservarán una parte, tal vez una cuadra a partir de la Plaza de Armas, donde harán el tramo peatonal, de forma que se puedan observar parte de las ruinas.  El resto, por supuesto!, se destruirá. Ante todo, el "progreso".




Algunas curiosidades..





El gasista.

Herrajes originales.

 
Detalle de la cerradura.

Observen el trabajo en metal, seguramente bronce..   Estos arreglos estaban en casi todas las puertas de las iglesias, y son más grandes que una pelota de tenis.