miércoles, 3 de septiembre de 2014

Quebrada de las Conchas. Cafayate. Don Luis Fernández

21-8-14

Nos despedimos de Cafayate. Salimos rumbo a la ciudad de Salta. Decidimos tomar la R68 que atraviesa la hermosa Quebrada de las Conchas, labrada por el río homónimo. Se han encontrado conchas marinas y restos fósiles een la zona, por eso el nombre. Hoy reserva natural. Es recomendable recorrerla al amanecer o al atardecer para poder maravillarse del paisaje. Nosotros, que tuvimos la suerte de visitarla dos veces en viajes anteriores y empacharnos de bellaza, esta vez la recorremos pasada la media mañana. Por eso las fotos no logran captar la majestuosidad del paisaje.

En una curva del camino, nos "llaman" la atención jutamente eso: dos LLAMAS, y nos paramos a sacarles fotos.

 
Sofía y Talía, haciendo patria.
 
En seguida nos viene al encuentro don Luis Fernández, un hombre con la piel curtida por el sol y el trabajo, y ajada por incontables vicisitudes. Nos dice el nombre de los animales, y que son madre e hija. Sofía tiene 38 años y su hija Talía, 4.
 

 Don Luis Fernández
 
Nos cuenta que es oriundo de Santiago del Estero, que trabaja desde chico cortando caña de azúcar en Tucumán, también en viñedos en Mendoza, y posteriormente en Salta, viviendo actualmente en la quebrada, en una humilde casita de adobe que hacía unos momentos habíamos pasado con la camioneta. Vivía de sus 280 cabas, que pastaban libremente por la quebrada, y vendía la leche y el queso que le proporcionaban estos animalitos. También hacía cacharros de cerámica, y entre ambas actividades, se ganaba la vida dignamente. Cuenta que cuando la quebrada se transformó en reserva provincial, todo cambió. Ya no le dejaban tener sus animales pastando porque podían provocar accidentes, entonces tuvo que venderlos. Seguía realizando sus cacharros de cerámica. Para esta actividad él extraía la arcilla de la montaña; unas dos bolsas cada tanto. Al mismo momento, otros también extraían arcilla, pero con palas mecánicas, es decir, en grandes cantidades, hasta que hicieron un pozo tan grande (tipo tosquera, nos dijo), que la ruta se hundió porque el agua de las lluvias comenzó a filtrarse.. con lo cual la secretaría de ambiente prohibió la extracción de arcilla. Ahora se necesita un "permiso" (uds me entienden..).. al que por supuesto don Luis - que no era justamente el que depredaba - no accede, dificultando la forma en que se gana la vida. Tampoco le permiten usar la leña de la quebrada - ni siquiera la seca - necesaria para cocinar sus cacharros. Debe comprar la leña, y actualmente los "10 metros de leña" le cuestan a don Luis unos $ 1500 , a los que debe adicionarles $ 250 del flete. Valores ridículos, teniendo en cuenta el precio de los pocos cacharros que él expone.. Sí debe tener un permiso para poner cada día su mesita con sus 2 ó 3 rústicos cacharros de arcilla, que se enorgullece de declarar que son "especiales para el horno".

Nos fuimos pensando en cuántas historias de desplazamiento y desamparo como éstas deben haber en nuestro querido y gran país...


Seguimos recorriendo la quebrada...







Pasamos la noche al costado de la ruta, en un peaje de salida de la ciudad de Salta, bien custodiados por la policía.

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