domingo, 14 de septiembre de 2014

Saliendo de Cusco por la Carretera Interoceánica Perú-Brasil

13-9-14

Despedimos al cálido personal del hotel donde estuvimos estos días en Cusco, regalé una carpetita tejida al crochet a la señora de la cocina, que me había cuidado como una mamá el día que estuve en cama con gripe, y nos dirigimos a buscar a la casita rodante de su encierro de varios días.

Regalé más carpetitas tejidas a la señora del garaje, y a sus hijitos que, como era sábado, estaban lavando a mano toda su ropita de la escuela..
Nos despedimos y nos fuimos.

Partimos para tomar la ruta interoceánica que va hacia Puerto Maldonado (depto de Madre de Dios, Perú), con el objetivo de cruzar a Brasil por Assis.
Esta ruta une el Pacífico con el Atlántico, y desde hace un par de años que está totalmente asfaltada.  Antes de eso, desde Cusco hasta Puerto Maldonado (casi frontera con Brasil), se tardaba unas 3 semanas.  Hoy el trayecto tarda 7 horas aprox.

Nos pasa un ciclista viajero, a quien tocamos bocina y nos responde con un saludo.   Más adelante, paramos en un grifo (estación de servicio) para revisar el aire de las gomas.  Mientras Fer está ocupándose de lo suyo, y yo tratando de encontrar al insolente mamífero okupa, nos saluda alguien...
Es el ciclista al que habíamos saludado minutos antes.   Al vernos parados, se vino a saludarnos personalmente!
Luego de las preguntas y respuestas de rigor, nos enteramos que es ecuatoriano, y está recorriendo latinoamérica con la idea de llegar hasta Ushuaia..  Le damos algunas indicaciones de Bolivia, Chile y Argentina, nuestro teléfono en Córdoba por si tiene algun problema, y Fer - al ver que tiene las ruedas muy gastadas, le regala una nueva de repuesto que había traído con su bici por si las moscas.

Sebastián Pachacama, de Ecuador..   Buen viaje!

Nos saludamos, nos deseamos recíprocamente buen viaje, y partimos.

Tomamos la ruta hacia Puerto Maldonado.


La ruta está en perfectas condiciones, y las vistas son bellísimas.  Partimos desde los 3400 msnm aprox.


Hasta llegar a más de 4700 msnm.  Aquí el Nevado de Ausangate (de la Cordillera Vilcanota, según me informa el mapa), con glaciares y todo!  Afuera, un frío increíble.

A la vuelta de una curva,nos encontramos con un camión accidentado.  El conductor se había quedado dormido y estaba ahí desde la noche anterior.  Ofrecimos ayuda, y nuestro Hi-Lift (criquet especial para 4x4) se lució.

Por suerte, el chofer no sufrió ningún daño, ni tampoco embistió a ningún vehículo.  Pero el camión tenía serios daños en la suspensión, por lo que debía ser remolcado, luego de ser sacado de la profunda cuneta de unos 70 cms de profundidad...    Recordemos que no hay banquinas en ninguna ruta.

Seguimos camino.  Hay ruinas por doquier.

En algunos lugares hay carteles donde se indica que estos andenes son incaicos.



Se nos está por hacer de noche, pero no encontramos ningún lugar donde parar..  Fer decide seguir, aunque ya está lloviendo, ya que la ruta está muy buena. 
 
Seguimos, esperando encontrar algún lugar adecuado para pasar la noche.
Los pueblitos que pasamos son de 3 ó 4 casas, pegadas a la ruta, sin ninguna calle para entrar y estacionar..  Y la intuición nos indicaba que debiamos seguir, que no era el lugar indicado.. 

Para los viajeros es muy importante dejarse guiar por la intuición...  eso nunca falla.
Llegamos a un parador de camiones perdido en medio de la selva, en donde se vé que están haciendo trabajos en la montaña. No podemos estacionar porque el capataz no estaba, y no quisimos comprometer al personal.  Pero nos indican que en una hora más estaremos llegando a un peaje donde sí podríamos pasar la noche.

Pasa la hora y llegamos al peaje. Nos dicen que tenemos que volvernos unos metros para entrar a la zona de pesaje de camiones, donde hay un estacionamiento donde podremos parar.  Así lo hicimos, y al llegar, desde las cabinas del pesaje, nos saludan.
Damos la vuelta y estacionamos. Bajamos de la chata, y al segundo nos viene al encuentro Lisciana Enoki, una empleada del pesaje, que nos saluda muy cordialmente y nos ofrece el uso de las instalaciones, al tiempo que se muestra muy interesada por nuestro derrotero.  Nos quedamos charlando un rato, y luego llama a un compañero de trabajo - Alejandro Pinares, para que nos saque una foto juntos.   Luego también viene otro compañero que se enamoró de la Morocha:  José Sánchez Segovia.
Tanto Lisciana como Alejandro y José nos trataron de maravillas.  Nos sentimos muy contenidos y halagados, y hasta nos ofrecieron el uso de internet, cosa que agradecí muchísimo ya que queríamos avisarle a los chicos el cambio de ruta de viaje.

Con Lisciana.
Con José.




Hay equipo.  También con Alejandro.


Dormimos excelentemente bien, en medio de un escenario que todavía no imaginábamos.



2 comentarios:

  1. Hola Chicos!!!!!
    Impresionante las fotos de la cordillera y de las ruinas incaicas.
    Que linda gente la que conocen y que lindo gesto la rueda de la bici.
    Buen viaje

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