miércoles, 3 de septiembre de 2014

Paso a Bolivia por Aguas Blancas/Bermejo - Sólo buenas experiencias

23-8-14 

Salimos temprano de Tartagal, y regresamos a Pichanal para tomar la R50 hacia el paso fronterizo. Cargamos gasoil, ya que un camionero en Tartagal nos había avisado que en Bolivia no sólo estaba a $ 19 el litro, sino que no vendían a extranjeros...

En Migraciones de Argentina nos atiende Martín Arias, un empleado con muy buena onda, cosa poco común de encontrar en las fronteras.. nunca entendemos por qué... si una sonrisa y un trato cordial no cuestan nada. En fin, como nuestra situación de salir por un país y volver por otro se vé que no es de lo más común, nos deriva a Sergio Murúa, que nos atendió excelentemente, nos asesoró y nos explicó con lujo de detalles toda la papeleta que nos preparó él mismo, incluso nos dió copias adicionales por cualquier cosa, hizo aclaraciones por escrito y selladas en el mismo formulario, para que en otros países pudieran tener todo claro, le presentó personalmente nuestros formularios a la empleada de Migraciones de Bolivia.. en fin, se tomó un buen tiempo con nosotros, cosa que nos hizo sentir muy acompañados y contenidos.

Así deberían ser todos los empleados de los pasos fronterizos, y dejar de lado esa actitud de enojo y distancia que la mayoría ostenta, al menos según nuestra experiencia. Por eso:

MUCHAS GRACIAS, MARTIN ARIAS Y SERGIO MURUA, de MIGRACIONES ARGENTINA Paso Aguas Blanca/Bermejo!!

La única cosa que tenemos para reclamar, no sabemos bien si a Argentina o a Bolivia, son los mariguis (o gegenes), que literalmente nos destrozaron los miembros inferiores, superiores y todos los demás... A pesar del Off que nos pusimos, que se ve que para ellos es como el ketchup de las salchichas ( o sea, algo que nos hace más apetitosos..), nos mordían a mansalva, sin que nosotros pudiéramos hacer nada. Simplemente dejarnos picar, para luego rascarnos por varios días sucesivos.

Al cruzar, entramos al pueblo boliviano de Bermejo, por algo de cambio. En Bolivia no quieren saber nada de nuestros devaluadísimos pesos argentinos.





Nos metemos por una calle, pasa una chica, le pregunto dónde cambiar.. me manda al banco... "pero hoy es sábado.." le digo... Me mira, desentendiéndose.

Seguimos. La calle lleva hacia una zona de casas, no comercial. El tema ahora es darle la vuelta a la Morocha con su casita.. Me bajo para darle las indicaciones a Fer, se acerca un borrachín. Lo esquivo justo porque ya me tengo que subir a la camioneta. Arrancamos, y del lado de Fer un hombre nos viene rápidamente al encuentro. Nos pregunta a dónde queremos ir, le decimos, y se deshace en explicaciones e indicaciones de cómo llegar a la zona de casas de cambio. Super amable, super atento, super correcto. Nos miramos con Fer y recordamos a toda la gente que siempre nos decía que Bolivia era peligroso. Este hombre, me debe haber visto cuando me bajé a preguntarle a la chica, luego nos debe haber visto hacer malabares con la camioneta para salir de esa encrucijada, nos debe haber visto perdidos.. - y lo estábamos - y se ofreció enseguida a ayudarnos.

Seguimos por la R1 hacia Tarija. El paisaje es precioso. La vegetación de las yungas y el perfume embriagante nos recuerda al de Calilegua.. Comenzamos a ver casitas con grandes huertos y cultivos de caña de azúcar, bananos, cítricos, frutales... Nos maravillamos al ver la prolijidad de los sembradíos, las líneas perfectas.. árboles frutales integrados a otros cultivos.. ningún lugar se desaprovecha... Parecen hechos con perfección suiza. Vemos uno o dos tractores en todo el recorrido. Nos parece que los bolivianos le ponen el cuerpo a la tierra y a sus cultivos.. Hermoso de ver.



 Cultivos




rio Bermejo

La R1 esta asfaltada, pero no tiene banquina, ni áreas de detención, descanso, ni dársenas. Nos sorprende ver que si un conductor necesita parar, simplemente lo hace, no importa si es a la entrada o salida de una curva, o donde sea: simplemente se detiene y apaga el motor en donde lo sorprende la necesidad... Y si no me creen, acá saqué una foto.





 auto y camión detenidos en la ruta

El tipo tenía sed, paró el auto, se bajó y sacó un bidón de agua, tomó hasta saciarse, parado en el medio de la ruta, luego se subió mientras su acompañante bajaba para estirarse.. arrancaron y se fueron. Así de simple! Dos minutos antes había pasado un colectivo a mil. En general, ya nos habian alertado que en Bolivia se maneja muy rápido y bastante temerariamente. Eso, unido a la falta de banquinas, trepadas eternas, bajadas infernales, precipicios, zonas de derrumbes, animales sueltos que cruzan con toda tranquilidad la ruta, e insisto, la total inexistencia de zonas de detención, hacen de ésta una ruta de mucho cuidado. Nada imposible, pero hay que ir con los ojos bien abiertos y con nervios de acero. Caso contrario, tomarse un vuelo directo a La Paz! ;)

Pasamos un control policial en donde nos revisan la casa rodante (en realidad, no revisó nada, más bien pareció que quería ver cómo era por dentro..) y nos sellan la papeleta de la Aduana.

Llegamos a Tarija con las últimas luces.. nos paran de la policía (aunque parecen gendarmes) y nos sellan otra vez la papeleta. Preguntamos dónde podemos estacionar para dormir, ya que no conocemos el pueblo, y tememos meternos en alguna calle sin salida, y el convoy necesita su espacio para maniobrar.. y estos lugares tienen callecitas muy estrechas... Nos indican un playón atrás de donde nos sellaron el papel que, según nos dicen, pasan la noche los camiones, y que es un lugar seguro.

Estacionamos, sacamos las reposeras para descansar después de semejante día de intensas emociones, y no hacemos más que abrir la última cerveza negra Salta que nos queda de nuestro paso por Fiambalá, que se estaciona al lado nuestro el primer camión. Agito mi mano en señal de saludo, y regreso a mi elixir negro. Al ratito viene el conductor - que venía con su señora - nos dá la mano, se presenta, y nos pregunta de dónde somos y hacia dónde vamos. El es de Tarija, charlamos unos segundos hasta que su señora lo llama, se tienen que ir, nos encomienda el camión, y se va.

Nos quedan muchas preguntas para hacerle. Esperamos poder encontrarlo mañana.




 La Morocha otra vez bien acompañada.

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